Hacía muchos años que no subiámos al Yelmo juntos Silvia, su hermano Antonio y yo.
La primera vez que subí al Yelmo, hará unos 15 años, no lo ví porque estuvo todo el fin de semana lloviendo y con niebla. Antonio nos esperaba en la pradera con la tienda montada y bajó a la "ventana" a buscarnos por la niebla que había. Subimos Fernando y yo guiados por Silvia y con unas cuantas latas de cerveza en lamochila... En realidad empecé a salir a la montaña gracias a Silvia (mi chica) y empecé a escalar gracias a Antonio (su hermano) y a Alberto (mi compañero de cordada), poco a poco me fue ganando el gusanillo de salir a trepar y subir montañas por donde nadie puede subirlas andando. Hicimos un equipo de 4 colegas que querían salir al monte (Jorge, Fernado, Alberto y yo), pagamos con mi visa a crédito el material común (fisureros, excentricos, estacas de nieve, cuerdas, etc.) que fuimos pagando a plazos.
La Pedriza fue nuestra escuela, donde aprendimos, donde nos caimos y donde mejores recuerdos de vias, vivacs, noches, juergas, etc. hemos vivido.
Por todo lo que para mi significa la Pedriza y porque cumplíamos la voluntad de Eugenio para depositar parte de su cenizas aquí, este finde ha sido especial. Pena que Oscar (el hermano pequeño) no nos pudo acompañar por esguince de rodilla... y es que ser el maquinero del snow tiene sus consecuencias (espero que te recuperes pronto ¡máquina!).
Así que salimos de casa a eso de las 9,30h. para cantochino, a las 12 empezábamos a escalar la Guirles. El primer largo hasta la segunda reunión, Antonio y Silvi llevaban varios años sin escalar y subieron muy bien "quien tuvo retuvo". El segundo hasta el arbolito y el tercero lo monté cerca de la zona cimera en una seta. A las 14h. estábamos en la cumbre del Yelmo.
Antonio "el vallejo" como le conocen sus colegas, se agarra fuerte-fuerte, tanto es así, que probablemente después de este finde el Yelmo se haya hundido unos centímetros de la potencia con la que agarraba los garbanzos.... aunque para garbanzos los que nos esperaban en casa de la Maribel...
Aunque un poco tarde a las 16,30h. estábamos en casa dando buena cuenta del cocidito madrileño que nos esperaba. Espero que a los vallejos les haya picado un poquito el gusanillo de volver a trepar y se animen a repetir pronto. Besos.
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